Pensar es un acto revolucionario

Luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, el capitalismo se consolidó como sistema político, económico y socio-cultural en todo el mundo. Los '90, luego del Plan Cóndor que llenó de dictaduras conservadores toda América Latina, fueron los años dorados del neo liberalismo mas salvaje en todo el continente. Pero aquel sistema anti popular que interpreta al Estado como un obstáculo inútil, que no debe intervenir en los procesos económicos, fracasó rotundamente, dejando como resultado la peor miseria, desocupación y desigualdad de la que se tenga memoria. Evidencia de semejante fracaso en todo el mundo, también puede observarse en la crisis mundial, desencadenada en el año 2008, producto de la especulación financiera que alimenta al Modelo neo liberal.

En el siglo XXI, como resultado de esas políticas anti populares, Latinoamérica comienza un proceso de gobiernos populares que se hacen cargo de la pesadísima herencia neo liberal. Evo en Bolivia, Cristina en Argentina, Correa en Ecuador, Chávez en Venezuela, Lugo en Paraguay, Mugica en Uruguay y Dilma en Brasil son frutos de un cambio de época, como dice el compañero Correa, en el que pueblos vuelven a ser protagonistas y artífices de su propio destino.

Sin embargo, dos siglos de continuo capitalismo a nivel global, forjaron el armado de un sistema que creó ciertas estructuras que tienen como objetivo que las bases de dicho sistema se conserven. Para ser más claro: los mensajes de los medios de comunicación, los programas educativos, la revisión histórica, etc tienden a crear ciudadanos que responden a intereses extranjeros, en lugar de responder a sus propios intereses populares, y ahí es donde funciona la colonización pedagógica del capitalismo feroz, como sostenía Jauretche.

El sistema está hecho para que vos, joven argentino, te dediques solamente a laburar. No pienses, no dudes, no razones, no jodas. En la escuela no nos enseñan a pensar, cuanto menos pibes haya con pensamiento crítico y criterio propio, mejor.

Partiendo de esta realidad, tenemos que ser conscientes de la importancia que tiene pensar por nuestra propia cuenta, cuestionar lo que escuchamos, dudar de lo que nos enseñan, razonar y leer de todo. El colonialismo cultural al que el sistema nos quiere someter es muy fuerte, desde chicos buscan controlarnos para que seamos robots funcionales a control remoto de los intereses de unos pocos.

Es necesario ir desarrollando un pensamiento popular que sostenga y consolide el proceso de transformación que está viviendo la Argentina y toda América Latina. Por eso es tan importante darle esa batalla cultural a las estructuras que buscan controlarnos desde chicos para que terminemos defendiendo los intereses de unos pocos, batalla que este Proyecto Nacional está llevando a cabo.



No dejemos de luchar por la Ley de Medios, que va a permitir que nuevas voces se sumen al espacio audiovisual, hoy reinado por los representantes de los intereses de las corporaciones y la oligarquía.

La nueva cultura política, por otra parte, está logrando que miles de jóvenes se sumen a la participación. Antes, la política era mala palabra, hoy es tenida en cuenta como lo que es: la herramienta de transformación social. Eso también es producto de haber podido desterrar esa vieja cultura que el neo liberalismo impuso para que no exista peligro alguno de romper con ese status quo que generaba que un 5% gozara de privilegios a costa del trabajo del 95% restante.

La nueva revisión histórica popular, los derechos humanos, la integración regional y la no violencia también son componentes culturales de un Proyecto Nacional que iniciamos en el 2003 y que debemos comprometernos a profundizar.

Insisto: el sistema busca que no pienses por tus propias cuentas. Dudá de todo, pensá, razoná. Sólo así vamos a poder seguir rompiendo las barreras del neo liberalismo para consolidar la transformación de esta nueva Argentina que, con mucho esfuerzo, construye día a día la compañera Presidenta junto con todos los argentinos de buena fé.